DOS UTOPÍAS «LA IMAGINACIÓN EN EL CAMBIO» Entrega 14

La verdad es que en el fondo todos estaban y están de acuerdo, en que hay que prestar más atención a ese que podría ser nuestro gran recurso económico. Esto me hace pensar en que es cierto que existen grandes dificultades para poderle quitar el verbo ser, la partícula condicional del verbo poder.

Las dificultades las voy a tratar de exponer con el fin de que en la medida en que se tenga el conocimiento cierto de su naturaleza, se podrían aplicar los medios para eliminarlas y hacer ese gran recurso en que todas estamos de acuerdo, o al menos aceptarlas como algo irrealizable. Pero existen dos factores principales, que son el económico y el comercial por este orden, es decir, hacen falta unas inversiones a largo plazo basadas en un plan concreto de aprovechamiento integral de todas las posibilidades de nuestra agricultura, incluyendo en dicho plan la industrialización necesaria, tanto en los procedimientos de producción, como en los de conservación.

Después o paralelamente al deseado plan, habría que hacer otro de atracción comercial o marketing en nuestro país fueran de nuestras fronteras principalmente, ya que la producción produciría a su vez grandes excedentes que sólo los podrían absorber los mercados exteriores, de ahí la importancia que tiene este segundo plan, pues sin él de nada serviría el primero con lo que ellos comportaría en lo económico, pues es bien sabido que son por desgracia pocos los planes de inversión a largo plazo que realiza cualquier país, como para que el sacrificio, que como he dicho comporta, se desperdicie.
Para finalizar con este que podría ser uno de nuestros mejores recursos, debo decir que como consecuencia de su desarrollo, se desarrollaría la ganadería.

La ubicación geográfica

España está bañada por tres grandes mares, lo que significa que ha podido y puede intercambiar cultura con grandes áreas de distintas partes del mundo, sobre todo con los países mediterráneos, con lo que esto podría haber representado o puede representar para nuestra cultura y por ende, para nuestra economía.
También es un hecho, este sí que inamovible, el que estemos en Europa, en el llamado viejo continente. Lo que pasa es que aunque el resto de los europeos o parte de los europeos o algunos de los europeos, nos nieguen el pan y la sal, es pura envidia a nuestra ubicación.

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