
de mal genio para defenderse de todas las travesuras
que le hacían los niños del Circo. pero con Ratiplín
nunca se enfadó. También es verdad, que Ratiplín no le
hacía enfadar, aunque algunas veces, por complacer a
los demás niños le pisase la cola, pero el poney lo
comprendía y además el piececillo de Ratiplin no le
hacía daño. Yo creo, que el poney se entendía tan bien
con Ratiplín, porque al ser un caballo enano y Ratiplín
un enanito, pues pensaría que en cierta medida los dos
habían venido al mundo con el mismo destino.
Cuando el poney murió. Ratiplín y todos los niños se
quedaron muy tristes.
Otra aventurilla de Ratiplín fue con el «Gallo
Cantarín”, Resulta que, una de las tareas que tenía
encomendadas Ratiplín era la de cuidar las gallinas que
viajaban con el Circo, estas gallinas eran de todos,
pues. como era un Circo muy rico en ilusiones y muy
pobre en solemnidad, todos los componentes del Circo
se ayudaban en la comida diaria con los huevos que las
gallinas ponían, razón esta por la cual las gallinas tenían
tanta importancia y a su vez era importante la tarea
encomendada a Ratipliín. Todo iba bien entre las
gallinas y él, pero con una excepción, el «Gallo
Cantarín». que traía a mal traer a Ratiplín.
Me contó que un día, cuando pasaba por un pueblo
próximo a la ciudad donde pensaban actuar, se les
escapó Cantarín, bueno amiguitos, no os he dicho cómo
era Cantarín, os lo digo y luego continúo con su
travesura, la verdad es que Cantarín era un gallo
espléndido, pues tenía una altivez que parecía como si
hubiese salido de las páginas de un libro de caballerías,
el color de su plumaje era auténticamente bello ya que
se daban casi todos los tonos de amarillo y algunas
pintas parecían verdes. Y no digamos nada, de su fama
de conquistador, pues si no fuera porque las gallinas
salen al encuentro de todos los acontecimientos que
ocurren en los pueblecillos, pues si no fuera por esto,
habría que atribuirle a Cantarín esos méritos. Y sobre
sus aventuras no digamos, pues, el pobre Ratiplín
siempre caía en sus trampas.
Aquello fue el colmo, pues en aquel pueblo empezaban a
sembrar y la simiente escaseaba, entonces Cantarín
dando muestras de que ese día estaba muy pacífico, le
pidió a Ratiplín que le dejase caminar fuera del
carromato con el fin de ir cogiendo aquellas cosas que
encontrara por el camino y le sirvieran para comer,
este argumento convenció a Ratiplín y lo soltó fuera
para que caminase detrás del carromato, pero cuando
Cantarín divisó aquel pueblo echó a correr para llegar
antes y, una vez en el pueblo. lo primero que encontró a